sábado, septiembre 05, 2009

Para que no lo olvides (9ª entrega): Lengua Leonesa

Periódicamente escucha el Húsar decir a algún "enteradillo" la tan manida opinión de que "el llïonés es un invento" (algunos incluso ponen nombre y apellido al supuesto inventor) y, aunque parezca extraño, basan su "sesuda" declaración, en el argumento, cuando menos, peregrino de aportar su ignorancia como razón de peso: "Yo nunca oí hablar en leonés, ese es un invento de los leonesistas".

Sin embargo la mayoría de quienes aducen tan "importante" razón de peso, emplean en su conversación cotidiana un sinfín de palabras y giros leoneses que, en su desconocimiento o despreocupación, consideran "castellanos".

Para tod@s esas personas van especialmente dedicados los dos artículos que copiamos a continuación, publicados por Diario de León el 9 de Marzo de 2003 pero que se refieren a un bando de 1960 de Villadangos del Páramo.

De todas maneras el Húsar se hace una reflexión sobre este tema, si en 1960, en el Páramo Leonés, tenían que dar incentivos económicos para que los niños no hablasen en leonés (o utilizasen abundante vocabuario leonés) es que la lengua estaba mucho más viva, y presente en la vida diaria, de lo que nos quieren hacer creer.

Y un último comentario, para quienes no sepan de qué estamos hablando en lo que se refiere a la cuantía de los premios (400, 300, 200, 100 y 50 pesetas) deciros que una mensualidad en un colegio de monjas o frailes rondaba las 100 pesetas, así que no puede decirse que se tratase de premios de menor cuantía para los rapaces de aquella época.

HACE 43 AÑOS, LOS MAESTROS DE VALDEFUENTES RECOMPENSABAN A TODOS LOS NIÑOS QUE NO PRONUNCIARAN PALABRAS LEONESAS, COMO «TIVA», «BRANO» O «GORDÓN»

Palabras prohibidas en el Páramo

Desde hace unos meses, la Consejería de Juventud del Ayuntamiento de León ofrece a toda la población leonesa la posibilidad de «apadrinar» palabras del dominio lingüístico asturleonés que han caído en desuso para evitar que se pierdan definitivamente. Miles de términos que nuestros abuelos oyeron diariamente como tiva (arado), fayuco (hayuco), andancio (enfermedad), afalagar (acariciar) o falispas (chispas del fuego) han dejado ya de oírse a causa de la despoblación del campo, el bombardeo informativo de los medios de masas y la absoluta falta de valoración, por parte de las autoridades e instituciones, de la lengua o dialecto leonés como patrimonio cultural propio e irrepetible. El funcionamiento de este apadrinamiento es muy sencillo: cada persona elige la palabra que desee, y acude a la Concejalía de Juventud, donde se comprueba que nadie más la ha elegido antes, y que el término pertenece, efectivamente, a la lingüística asturleonesa. Entonces se le entrega un diploma con la etimología de la palabra, por el que la persona se compromete a emplearla asiduamente en sus conversaciones y dotarla, así, de una nueva vida. Pues bien, resulta chocante el hecho de que, hace sólo cuarenta años, esas mismas palabras que ahora se quiere proteger y divulgar, fueran tan duramente «perseguidas» por las autoridades educativas de la época, en la creencia de que ese modo de expresarse era incorrecto y propio de un estado social inferior. Así, por ejemplo, los maestros de la localidad leonesa de Valdefuentes del Páramo redactaron, en 1960, un bando por el que se «recompensaba» a los niños que cambiasen su léxico «pueblerino» por uno más acorde con un «recto» idioma castellano. Y las recompensas no eran moco de pavo: hasta 300 y 400 pesetas (toda una fortuna para un rapaz de la época) por no emplear palabras como, por ejemplo, emburriar y sí decir, en cambio, empujar. El bando incluía listas de palabras; si el niño o niña eliminaba todas los vocablos de una lista completa, el premio era mayor. Es cierto que en esas listas existen términos castellanos que realmente están mal dichos en ese idioma -aunque se expresen así, popularmente, en buena parte de León-, como olmada por almohada, etc; pero muchos otros entran dentro del ámbito de lo dialectal. Por otra parte, siempre se supo que estas censuras habían existido, de continuo, desde principios del siglo XX en las escuelas del campo leonés, «pero nunca se había encontrado un documento que lo confirmase», dice Diego José González, profesor de Leonés en la Concejalía de Juventud. Ahora, el hallazgo de este impreso por parte de uno de sus alumnos, José Luis Fuentes, así lo confirma y certifica. Pero además, llama la atención el que no se trate de una escuela de Ribas del Sil, Laciana ni de la Cepeda, sino del Páramo; lo cual, teniendo en cuenta la fuerte «dotación económica» de los premios, nos indica que la presencia de términos del dialecto en esta comarca del Sur de la provincia era muy amplia, quizá más de lo que pensamos. Hoy en día, en la comunidad asturiana es muy frecuente encontrarse en las puertas de los comercios rótulos del tipo emburrie-empuje o espurrie-estire, y a nadie parece sorprenderle, pero en León parece que realmente calaron aquellos intentos educativos que hacían creer a los chavales de la época que su forma de hablar era propia de «paletos». De hecho, hoy, aunque la mentalidad esté cambiando, aún mucha gente cree que el uso de este vocabulario en público resulta vergonzoso, cuando realmente es tan digno como el de cualquier otra lengua.
Emilio Gancedo – Diario de León – 09.03.2003
http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=70729

ALGUNOS DE LOS TÉRMINOS


El documento encontrado en el pueblo dice así: «Los señores maestros y maestras de Valdefuentes del Páramo acuerdan dar un escrito a los niños y niñas de la localidad para que puedan recordar más fácilmente las palabras que deben renovar. Para ello, serán gratificados con los premios siguientes a los que aprendan mejor todas las palabras indicadas a continuación: al primero, con 400 pesetas, al segundo, 300, al tercero, 200, al cuarto, 100, y al quinto, 50. Habrá premios iguales para las niñas que tengan hasta quince años de edad, aunque no estén en el colegio. Año 1960». Arímate. Según el documento, hay que cambiarlo por «arrímate». Dir. Es «ir». Cadriles. Son «riñones». Diendo. Es «yendo». Gordón. Es «cordón». No emburrie. Debe decirse, según los maestros de Valdefuentes, «no empuje». Semos. Es «somos». Tiva. Es «arado». Tabones. Es «terrones». Prao. Debe decirse «prado». Alredor. Es «alrededor». Las dedas. Son «los dedos de los pies», en castellano. Leendo. Es «leyendo». Agüela. Es «abuela». Moyego. Es «la miga del pan». Botonera. Debe decirse «el ojal». Brano. Es «verano». Dende. Es «desde». Canero. Es «Colmillo». Adrento. Es «adentro». Sotrodía. Debe decirse «otro día». Mogoso. Es «mohoso». Cuchar. Es «cuchara». Compremos. Es «compramos». Sentemos. Habría que cambiarlo por «sentamos». Antier. Es «anteayer». Oguaza. Es «Hogaza». Éstos son sólo algunos de los términos indicados, aunque en este documento inédito se citan, en total, 57 palabras.
Diario de León – 09.03.2003
http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=70730

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